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martes, 24 de octubre de 2017

El ratón estudioso.

El ratón estudioso. 

Era un pequeño ratón
que venía a la ciudad para vivir,
traía un pedazo de cartón
para fabricar su pequeña casa,
porque no sabía adónde ir.

Pronto, encontraría a los viñedos,
ahí deja sus sucias chancletas,
con temor va a las bibliotecas,
sabe que sólo la sabiduría,
puede vencer a los crueles miedos.

En la noche come su rico queso,
le invita un poco al perro sabueso,
ha hecho un buen amigo con olfato,
por eso le cuida por las noches cuando llega el gato.

 De miedo late su corazoncito,
va a leer bajo la mesa de granito,
atónito queda por la belleza
que guarda el libro de naturaleza.

Corre por el laberinto que ha hecho,
mientras sueña en estudiar derecho,
piensa algún día denunciarlo al gato
que husmea todo el día en el techo.

Ratoncito gris, para los demás seres,
sólo eres un animal con osadía
que busca saciarse de los placeres de la vida.
te ignoran por tu traje sucio que llevas,
pero no saben que tienes oculto una gran sabiduría.

 Y cuando termines tu carrera,
no te olvides de tu amigo, el sabueso,
duerme abandonado en la cochera,
estaría muy alegre, si la visita es de sorpresa,
mucho más si la llevas un rico hueso.


viernes, 20 de octubre de 2017

El roble y yo.

 El roble y yo.

Te he visto siempre, siempre frondoso
roble milenario, receloso,
desde el bosque inmenso
contempla el río,
y esconde del viajero a su nido,
cuando rema bajo sus temblorosas hojas.

Y bajo las biformes montañas,
corre el río entre las flores y cuarzos,
y el silencio del alba besa a sus ramas
cuando alejo de su tronco mis cálidos brazos.

Ahí, sobre su raíz bifurca
resplandecen despintadas auroras.
Y las nubes grisáceas surcan
con sus puntadas de sombra,
sobre mi valle verde de totoras.

Y el crepúsculo danza con tu silueta,
mirando los luceros abrillantados…
Y uniendo nuestras narices y labios,
nos alejamos, lejos, muy lejos,
hasta no ver a tus nidos colgados.



viernes, 6 de octubre de 2017

Mi gato quiere ser poeta.

Mi gato quiere ser poeta.

Mientras leo frente a la vela,
disimuladamente mi gato se sienta,
coge la pluma y escribe con ella,
y piensa que no me doy cuenta.

Lee los pocos libros polvorientos
que queda en mi biblioteca,
ignoro lo que pasa,
pero se esfuerza por ser un gran poeta.

Y cuando duermo, lee mis versos
en su terciopelo, en silencio,
todo parece un misterio,
no sabe uno de los grandes secretos,
deja sus huellas en mis escritos.

En la oscuridad ve las letras,
no es necesario prender la vela,
juega con las hojas
que quedan tiradas en el piso,
y empieza a copiar mis bellas prosas.

Y cuando despierto, se apresura
en guardar sus notas de ternura,
me queda bien claro, no hay otra duda,
mi gato quiere ser un gran poeta.

Muy cansado llega por la noche,
se acurruca en su fresada de lana,
le echo un vistazo,
y duerme abrazado a su poema,
como si abrazara a su propia alma.

Corrijo en los días libres su obra,
a veces le faltan unas letras,
le perdono a mi gato poeta
porque no sabe nada de gramática.

Mi gato poeta juega todas las noches,
ronronea, husmea los rincones,
no quiere tener enemigos,
su instinto a escribir es más que cazar a los ratones.

Roba mi queso sabroso y fresco
cuando matizo y pinto mi lienzo,
se siente culpable, es muy cierto,
en son de cariño alza su cola
y frota mis rodillas con su pelo.

En poco tiempo ha terminado su poema,
y moviendo sus cejas
escucha cuando le doy lectura,
mira mi cara de asombro,
con sinceridad me fascinan sus letras.

Bαjo el Noмвre de Poeтιтα αzυl®/